A diferencia de la llegada a Washington, alcanzar el centro de la ciudad de Filadelfia fue mucho más rápido y sencillo. Como es habitual en casi todas las ciudades estadounidenses, una interestatal nos dejó prácticamente en el mismo centro. Tuvimos algún contratiempo con el tema del parking para la Harley. Había reservado esa misma mañana un hotel céntrico, en el que figuraba que tenía parking (de pago, claro). Hicimos el registro de entrada y al preguntar dónde estaba el parking, nos dicen que no está en el mismo edificio que el hotel, que está en otra calle, a la trasera. Era un parking público con convenio para el hotel, pero que lamentablemente ese parking no admitía motos…Ya estamos con la misma canción que hace días en Boston… Con el registro hecho y el hotel pagado, tuve que buscar un parking donde si admitieran motos. Por suerte unos 200 m más adelante del hotel, había uno que sí las admitía, ¿el precio? Pues visto lo visto, hasta me parecía barato, 65 dólares las 24 horas.

Con la moto guardada y cambiados de ropa, salimos a ver la ciudad. Filadelfia es una ciudad interesante de conocer, especialmente para ellos, porque tuvo un importante papel en la independencia. Aunque no seamos estadounidenses, a nosotros nos gustó lo que vimos y además se puede recorrer caminando. Está situada junto al río Delaware y, para mí gusto, tiene uno de los skylines más bonitos del país. Durante el siglo XVIII llegó a ser la ciudad más poblada de los EE UU (hoy tiene un millón y medio de habitantes) y fue un foco de revolucionarios, y para algunos es la ciudad donde nacieron los actuales EE.UU. En ella se firmó la primera declaración de independencia, y acogió el congreso de la nación en diferentes épocas de la historia.

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En la parte este de la ciudad está la llamada ciudad antigua, con algunas calles con edificios de ladrillo que datan del siglo XVIII, para este país eso es realmente antiguo. Cerca de ellas se encuentran más lugares directamente relacionados con la historia de los EE.UU. La llamada campana de la libertad es uno de los símbolos de la independencia, con ella se congregó, en 1176, a los habitantes de la ciudad para leer la declaración de independencia. Para ver la campana, había que esperar el turno en una larga cola, el tiempo estimado era de unos 45 minutos. No teníamos tanto espíritu patriota estadounidense como para gastar ese tiempo…

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Así que seguimos caminando y fuimos hasta otro de los lugares emblemáticos, la casa de Betsy Ross, ¿qué quién fue esta señora? Al parecer fue la costurera que hizo las primeras banderas de la nación. Con ciertas diferencias a la bandera actual que todos conocemos, ya que lógicamente no tenían la cantidad de estrellas que tiene hoy. En la reciente toma de D. Trump como presidente, si te fijaste un poco en las imágenes del capitolio quizás repararas que en los extremos de donde estaban las banderas actuales, había otras similares pero con las estrellas distribuidas en círculo, esas eran las banderas que tejía la señora Betsy.

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Y cerca se encuentra otro punto al que acuden los estadounidenses, la tumba de Benjamin Franklin, quizás el ciudadano más ilustre de la ciudad.

Un par de mazanas más allá de todo esto se encuentra el barrio de los artistas, con calles tranquilas, agradables para pasear y con decoraciones que se salen de lo normal en las ciudades estadounidenses.

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Para la tarde nos quedaba otro lugar inevitable de visitar, quizás el más turístico y conocido por los extranjeros, en esa categoría entramos nosotros. Está situado en la parte opuesta de la ciudad, pero como la temperatura era agradable, nos metimos otra caminata más para el cuerpo. ¿Y qué íbamos a ver?, pues unas simples escaleras, sí, sólo unas escaleras, pero seguro que tú ya las has visto…

¿Recuerdas a Rocky Balboa? El boxeador al que dio vida Sylvester Stallone en las películas de Rocky. Pues estas escaleras eran las que subía entrenando al ritmo de la famosa canción “Gonna fly now”. Vieras o no la película ¿A que ahora ya recuerdas esas escaleras y esa escena? Siempre hay gente subiéndolas con rapidez, imitando a Rocky. En la parte inferior de las mismas se encuentra la estatua dedicada al protagonista y que al parecer su construcción la sufragó el propio Stallone.

En la parte superior hay una explanada y está el museo de arte de Filadelfia, un bonito edificio, pero al que casi nadie presta atención. Todas las miradas y las fotografías las acaparan las huellas de Rocky que hay marcadas en el suelo. El sol se estaba poniendo, y desde arriba se podía disfrutar de una bonita imagen del atardecer en la ciudad. Por el camino de regreso al centro, unos 45 minutos, se hizo completamente de noche, aunque Filadelfia nos parecía una ciudad tranquila, aceleramos nuestros pasos…

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Y finalizada nuestra visita a Filadelfia, ya sólo nos quedaba regresar a Nueva York, entregar la moto y aprovechar un par de días, hasta la salida de nuestro vuelo, para ver algo más de la ciudad, hacer alguna compra y encontrarnos allí con una buena amiga.

Como todos los días anteriores, cargamos la moto, me peleé por última vez con las maletas, sus tapas, sus cierres, aseguré la gran bolsa trasera y luego la Harley, también como los días anteriores, arrancó a la primera. Tomamos la salida de Filadelfia con dirección a N.Y y nos encontramos con una sorpresa. No he comentado nada acerca del estado de las infraestructuras, hemos encontrado de todo, carreteras comarcales e interestatales con buen asfalto y otras que se notaba claramente el paso del tiempo sin inversiones en su mantenimiento. Al parecer durante la pandemia gran parte del presupuesto de infraestructuras fue para relanzar comercios, empresas, ayudas directas a los ciudadanos, y ahora se notan mucho esos años con pocas inversiones en este campo. Pero los poco más de 150 kilómetros que nos separaban de “la gran manzana” los hicimos por una interestatal que nos sorprendió, creo que era la I-95. Estaba en un estado excelente, de lo mejor que he recorrido por este país y por otros. Cuatro carriles en cada dirección exclusivamente para vehículos ligeros, más otros dos carriles a cada lado, y separados de los anteriores por una mediana, dedicados a los camiones, y además con un asfalto impecable, se notaba que era de reciente construcción. Aunque tenía una pega, había mucho tráfico. Nada extraño teniendo en cuenta que es la vía por la que cada día miles y miles de vehículos acceden al sur de N.Y. Al no ser hora punta, al menos el tráfico era fluido y sin retenciones.

Nuestro destino era Staten Island, al concesionario de Harley donde habíamos retirado la moto y que ahora íbamos a entregar. Descargar equipajes, ordenar todo en las bolsas de viaje que días antes habíamos dejado allí, cambiarnos de ropa, avisar un Uber y directos al mismo hotel que la vez anterior. Y de nuevo al salir del hotel, tuvimos la misma sensación que días atrás…

En esta ciudad ves a muy poca gente fumando por la calle, claro, porque lo hacen en sus casas y además fuman más marihuana que tabaco. Desde el 2021 el uso y tenencia (en cierta cantidad) de cannabis es legal en este estado, y según vas caminando por la calle, aunque no veas a nadie fumando, hay un cierto “tufillo” a porro. Y hablando de este tema…Al regresar de cualquier viaje, la gente de nuestro entorno suele hacernos las típicas preguntas, como os ocurre a todos vosotros, pero está vez hubo una que se salía de las habituales y me llamó la atención. Tres personas de distintas edades y niveles culturales y profesionales diferentes, me hicieron la misma pregunta: “¿Y viste a alguien drogado con fentanilo?”. La respuesta es que sí, en distintos momentos del viaje fueron al menos tres o cuatro personas las que me llamaron la atención, y que por sus movimientos incomprensibles y actitudes extrañas y erráticas, imaginé que estarían bajo los efectos de esa droga. Todas estaban en los barrios del extrarradio de ciudades pequeñas, esas que no cruzas por las interestatales y que lo haces por las carreteras normales. Hubo otro caso más, que afortunadamente no vi en directo. Estábamos con la amiga que habíamos quedado, Conchi tenía que ir a ver si encontraba una prenda que quería comprar y después de un café se marchó. Más tarde me relató el insólito hecho que había presenciado. Os aseguro que fue algo sumamente escatológico, tanto como para no relatarlo por aquí, pero lo que vio a hacer a aquella mujer, además en plena séptima avenida y a media mañana, sin duda lo hizo por estar bajo los efectos del fentanilo, o de otra droga similar… Y vaya usted a saber el por qué.

Tengo una buena amiga peruana, Marisol, a la que conocí casualmente en el año 2016 cuando se puso en contacto conmigo para ver si había la posibilidad de organizar el Encuentro Grandes Viajeros allá en su país. Resulta que desde hace 2 ó 3 años ella pasa unos meses en N.Y y otros en Lima. Entonces estaba allí, así que la llamé y se acercó a nuestro hotel para vernos. Es bonito encontrarte con un amigo en un país extranjero del que ninguno de los dos sois ciudadanos, porque es muy interesante compartir los diferentes puntos de vista que cada uno tiene de ese país y de sus ciudadanos. Además nuestra amiga, después de tantas temporadas de alternar meses de estancia en este país, tiene amistades tanto estadounidenses como extranjeros, mayoritariamente hispanos, legales e ilegales, y fue muy clarificador conocer de primera mano las vicisitudes del día a día de estas personas. 

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Y ya, se terminó. Creo que lo dije al principio, el viaje sin duda estuvo bien, pero le faltó algo para llegar a decir que fue espectacular, como lo fueron los otros dos hechos por este mismo país. Puede haber sido la ausencia de la novedad que siempre tiene el primer viaje por un país, o la ruta, o la distancia recorrida, o la moto, o los precios …O seguramente, una mezcla de todo. Como ya le recomendé a alguien, para hacer un primer viaje por los EE.UU yo elegiría otra zona diferente, sin duda los estados de la parte oeste, como hicimos hace más de 20 años.

Tengo que contar la mala experiencia con la casa de alquiler, Eagle Rider. Las otras dos ocasiones que utilizamos sus motos, todo fue perfecto, pero esta vez hemos notado una evidente falta de profesionalidad en todos los aspectos y pocas o nulas ganas de solucionar los errores y también que han cuidado poco o nada el detalle. Pero eso, y por si puede servir de experiencia para otros, está en una entrada aparte.

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