A finales del año 2004 recibí una llamada desde Canarias, concretamente desde Las Palmas. Al otro lado del teléfono me hablaba Enrique de Vidania, a quien yo no conocía de nada. Enrique había leído el reportaje que había publicado la revista La Moto acerca de nuestro reciente viaje sobre una Harley a través de los EE.UU. Su mujer, Angelines, y él habían hecho también ese año un viaje muy similar al nuestro. Quedamos que cuando viniera a la península pasaría por Alba de Tormes para conocernos. Pocas semanas después recibimos su visita, pasamos un estupendo fin de semana hablando de viajes en moto, y más concretamente por USA, ya que Enrique tiene una gran historial en travesías por aquel país. Aquella visita, aparte de servir para conocernos, me dió la idea de juntar a unos cuantos viajeros, conocernos, intercambiar experiencias…en definitiva, obtener de primera mano información sobre los más variados destinos para hacer un gran viaje en moto. Llamé a Enrique para comentarle la idea, y su respuesta, sin dudarlo un momento, fue: “si preparas algo así, cuenta desde ya con nosotros”.
Conchi y yo nos pusimos a organizarlo, lo primero fue buscar un nombre que reflejara el espíritu de la convocatoria. “I Encuentro Grandes Viajeros” sonaba bien, era claro y directo. Como punto de reunión elegimos un hotel en Ávila, una ciudad bien comunicada y más o menos céntrica, y la fecha, un fin de semana de mayo de 2005. Envié a las revistas del sector una nota anunciando el evento y a esperar a que llegara ese fin de semana…y llegó,
En la ciudad de las murallas nos juntamos 16 viajeros ¿muchos? ¿pocos?. Como no nos habíamos creado ninguna expectativa respecto al número de inscritos, ni siquiera respecto a la continuidad del encuentro, digamos que fue una cifra correcta y punto. Eso si, para que el número fuera un poco más alto, incluimos en el listado a Gustavo Jr. el hijo de Gustavo Cuervo y Chelo, que por entonces debía tener unos 10 años. Salvo contadas excepciones, la mayoría no nos conocíamos de antemano, y sí, siendo realistas éramos muy pocos. Pero esto no fue impedimento para que entre los asistentes nuestros viajes nos hubieran llevado por cinco continentes, recorrido decenas de países, vivido multitud de experiencias, resuelto problemas y situaciones complicadas…y contando anécdotas de todo esto, y hablando de futuros viajes, pasamos un divertido fin de semana. Tanto que decidimos que aquello había que volver a repetirlo, y allí mismo una pareja de Zaragoza se ofreció para el año siguiente organizarlo en su ciudad. Habían nacido los Encuentros Grandes Viajeros, o al menos de momento, iba a haber una segunda edición…
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