Gran Canyon, Monument Valley, La Ruta 66, Desierto del Mojave,  Las Vegas, San Francisco…recorridos en una Harley

 
 
 
 
 FECHA: Marzo 2004
DURACIÓN: 18 días
Km: 4.800
VEHÍCULO: Harley Davidson Electra Glide

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LOS PREPARATIVOS

Si andas escaso de días de viaje, conviene reservar la moto desde España,  evitarás una vez allí perder el tiempo buscando una agencia, mirando motos, comparando precios, etc. Puedes hacerlo desde casa a través de Internet.

Para saber si una compañía es fiable comprueba que tenga varias sucursales en distintos estados, lo que te dará cierta garantía, y además, las grandes compañías, suelen renovar las flotas con bastante frecuencia. Nosotros contactamos con Eagle Rider, que es la más importante de la zona oeste. Si no quieres volver a la ciudad en la que recoges la moto, puedes entregarla en otra localidad, teniendo en cuenta que te cargarán 100 $ extras por este motivo, y si la ciudad de recogida y entrega no están en el mismo estado, la cantidad casi se triplica.

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He conducido motos españolas, italianas, japonesas y alemanas, pero para esta ocasión estaba claro que tenía que ser una moto americana, exacto una Harley, además en Eagle Rider solamente tienen motos de la marca de  Milwaukee. La reserva es en firme desde que abonas el total del alquiler, y si por alguna circunstancia a última hora anulas el viaje, la agencia no te devolverá el dinero sinó que te enviará un cheque para hacerlo efectivo en los 12 meses siguientes, se entiende que por otro alquiler.

Estados Unidos no es sólo otro país, es otro continente y tenemos que tenerlo muy en cuenta antes de nuestra partida, sus costumbres y leyes son distintas a las nuestras (en Utah los únicos moteros que veíamos con casco éramos nosotros), por ello conviene que la agencia de alquiler te  envíe por fax el contrato para que sepas de antemano tus derechos y obligaciones, ya que al retirar la moto deberás firmar un montón de papeles escritos en inglés, que vas a tener que traducir rápidamente, y en los que parece que todo son obligaciones por tu parte.

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Al entregarnos la moto tenemos que rellenar un informe donde quedarán reflejadas las posibles anomalías de la carrocería, abollones, arañazos de pintura etc., y aunque lo que queremos es empezar a circular lo antes posible, conviene tomarnos un tiempo con este tema, pues al devolverla se repite la misma operación y nos descontarán del dinero dejado como depósito, o de la tarjeta de crédito, los daños que hayamos producido. Existe un seguro llamado E.V.I.P., que por pocos dólares diarios, nos exime, hasta la cantidad de 2.000 $, de los daños externos que hayamos podido ocasionar.

Otro tema a tener en cuenta son los cascos. Con la moto te entregan uno para ti y otro para tu acompañante, pero como supongo que valoras tu cabeza y tienes un buen casco, llévatelo contigo en el avión, los suyos son estilo II Guerra Mundial. Teniendo en cuenta que entre ida y vuelta tomaremos al menos 4 vuelos, es un coñazo cargar con ellos, pero peor es el conducir miles de millas con esa especie de orinal en la cabeza, que estéticamente tanto gusta  a los de las custom en general y a los de las Harley´s en particular.

 

Antes de nuestra partida deberemos informarnos sobre las temperaturas habituales en las zonas por las que vayamos a circular, así nos haremos una idea de la ropa que tenemos que llevar para viajar en  moto, ya que un jersey o unos calcetines de invierno los encontraremos en cualquier lugar, pero si necesitamos alguna prenda motera ya es otro cantar. Con los datos climáticos valoraremos el llevar cazadora y pantalón con goretex o normal, forros térmicos, guantes gruesos o finos, las botas… nosotros llevamos unas de tipo montañero que son más versátiles y cómodas para el día a día que las exclusivamente de moto, aunque cuando apareció la nieve tuvimos que comprar unos calcetines de goretex.

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Para no cansar con el tema del alquiler de la moto solamente apuntar que el día que aterricemos en nuestro destino americano, tras las horas de vuelo y el cambio horario (en la costa oeste 9 horas menos que en España), y el famoso «jet-lag», nuestro cuerpo y mente no estarán en las mejores condiciones para conducir una moto, que seguramente será muy distinta a la que usamos habitualmente, y meternos por una ciudad de más de 15 millones de habitantes, como por ejemplo Los Angeles. Es mejor reservarla para el día siguiente a nuestra llegada, ya que estaremos más descansados y un poco más habituados al nuevo horario.

Que Estados Unidos es un país de generosas dimensiones no hace falta recordarlo,  por ese motivo debemos escoger muy bien los márgenes que delimitaran nuestro viaje. La zona que a nosotros nos pareció más interesante se centraba en el suroeste. Después de darle muchas vueltas al itinerario conseguimos enlazar lugares tan interesantes como el Gran Cañón, el desierto de Arizona,  Monument Valley, Las Vegas o San Francisco, en total casi 5.000 km… Hay que tener en cuenta que lo que en el mapa parece estar cerca, quizás sean cientos no ya de km…, sino de millas, que es como aparecen marcadas las distancias en los mapas de EE.UU., y que la velocidad de crucero va a ser inferior a la que estamos acostumbrados a llevar por Europa, por ello conviene hacerse con un buen mapa de la zona y dedicarle a este tema todo el tiempo necesario meses antes de nuestra partida.

Para el traslado en avión deberás visitar varias agencias de viaje y confrontar tarifas, itinerarios y horarios, nosotros hicimos Madrid-Ámsterdam (2,5 horas), Ámsterdam-Los Ángeles (10,5 horas) y para el regreso San Francisco-Ámsterdam-Madrid, pero hay muchas combinaciones con enlaces en ciudades americanas (Chicago, Nueva York…) o europeas (Paris, Frankfurt…). Tú decides.

LA MOTO

Nunca imaginé conducir una Harley, nunca imaginé conducir dos y además estrenar una de ellas (ya verás más adelante el porqué), ni menos aún hacerlo durante un viaje a través de Estados Unidos, pero ante mí tenía una Electra Glide equipada con radio CD, faros auxiliares, maletas y top-case, con 15.107 millas en su marcador, 8 meses de antigüedad y muchas más cosas, pero… sin placa de matrícula en la parte posterior.

-Oye, que esta moto no tiene matrícula.

-No hay problema, aquí en California tardan varios meses en entregar la placa, no pasa nada. Toma, éstos son los papeles de la moto y del seguro por si os para la policía.- contestó el encargado de Eagle Rider.

No sólo las motos, también vimos coches sin matrícula trasera (la delantera no es obligatoria), cosas de los americanos. La llave de contacto es para desbloquear la dirección y después te la guardas en el bolsillo. Dar el contacto y parar se hace con un pomo situado en la parte central del manillar. La moto es pesada, bueno, muy pesada, 340 kilos o algo así, pero gracias a su bajo centro de gravedad y la altura del asiento, en parado se maneja bastante bien. La alimentación por carburadores, la transmisión a la rueda trasera por correa dentada, ¿A.B.S en esta moto? ¿para qué?, ¿vibraciones? todas las que te imagines, cuando la arranqué, miré si los espejos estaban flojos de tanto que se movían, ¡pero si mi bóxer BMW parece un motor de 5 cilindros comparado con ésto!.

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Pero una vez que dejas atrás las autopistas de 6 carriles de Los Ángeles y puedes alcanzar las 65 ó 70 millas permitidas en las Interestatales (autopistas) ya no se nota el traqueteo del ralentí y te puedes concentrar más en el sonido de la caja de cambios. Imagina el «clack» que hacen los cerrojos de una puerta de seguridad al activarse, pues algo parecido era lo que yo escuchaba cada vez que subía o bajaba una marcha, de este modo no cabía duda de si habría entrado o no la velocidad. Solamente durante unos cuantos km. superé la velocidad máxima de tal manera que si nos hubieran pillado, habríamos acabado ante un juez explicándole que, o ibamos a 90-100 m.p.h (no te molestes ya te hago yo la cuenta, 144-160 km../hora), o la tormenta que nos seguía nos habría impedido llegar a nuestro destino esa noche, pero incluso entonces la Electra resultó muy fácil de conducir.

¿Qué te aburres en las interminables rectas de las carreteras de Arizona a 88 km../hora?, pues disfruta del paisaje mientras por los altavoces escuchas el CD de música Country que compraste esa mañana, o busca una emisora en cualquiera de las 4 bandas de las que dispone su equipo de música, esto, unido a la comodidad del asiento, con respaldo y apoyabrazos, o las plataformas para poner los pies, o ese «peazo» pantalla que permite que después de días y días de viaje la cazadora  y el casco sigan estando libres de cualquier insecto, hicieron que acabara alegrándome de haberla escogido para este viaje. Incluso después de que un sábado por la mañana nos dejara tirados a unas 80 millas al sur de Las Vegas, hasta ese día habíamos recorrido con ella unos 3.600 km.

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Primero fueron unos pequeños tirones, después se notaba claramente cómo la  gasolina no llegaba a los carburadores y al final se paró. El grifo a depresión del depósito se había averiado y no salía combustible, con un tubo y una botella que llenamos de gasolina, instalé una especie de gotero y pudimos llegar hasta un lugar desde el que poder llamar por teléfono.

-No la habrás echado diesel en vez de gasolina, que aquí la manguera verde es la de diesel- me dijo el mecánico de Eagle Rider al que llamé por teléfono..

-No, el problema está en el sistema de depresión, que no funciona, – contesté.

-OK, no os preocupéis os mandamos otra moto igual y listo, pero en nuestra tienda de Las Vegas no hay ninguna disponible, os la tenemos que mandar desde Los Ángeles, y  tardará unas 5 horas (estábamos a unos 400 km..). Como es fin de semana solamente tenemos una Electra Glide disponible. Es nueva, con 10 millas en el marcador, normalmente los primeros cientos de millas se los hacemos nosotros, así que cuidárnosla.

Cinco horas y pico después nos entregaron otra Electra a estrenar cargada en un pick-up. «por lo menos que nos dure tanto como la otra» fue nuestro deseo. Cambiamos el equipaje y salimos otra vez a la Interestatal 15 rumbo sur  hacia Barstow.

No volvimos a tener problemas y repito que no me arrepiento de hacer el viaje con estas motos y si algún día volvemos, repetiré, supongo que por ser el único país en el que encuentro motivo para hacerlo en una Harley. Además a los americanos les gustaba eso de que hubiéramos escogido una moto made in USA, aunque, entre tú y yo, que no te cuenten historias, la mayoría de los moteros que vimos viajando en pareja y con equipaje lo hacían en Gold Wing 1.800 o BMW´s RT y K-1200-LT,  en Harley sólo los llaneros solitarios y… nosotros, ¡si hasta la policía de carretera ha arrinconado sus Harley´s de toda la vida y ahora conducen motos alemanas!

 

 

 

 

 

 

LOS LUGARES

Los Ángeles no es una ciudad tal y como las entendemos en Europa, es una macro ciudad que se extiende 100 km. a la redonda. Para alguien que vive en un pueblo de 5.000 habitantes, como es Alba de Tormes (Salamanca), puede ser que intimide un poco el circular por autopistas de 6 carriles y llenas de tráfico, pero sólo fue durante los primeros 10 minutos, después no queda más solución que fijarte en los indicadores y tener claro a dónde quieres ir. Eso de que las autopistas crucen a pocos metros del centro de la ciudad es una ventaja… si tomas la salida adecuada.

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Una vez visto el Downtown (centro) con sus imponentes rascacielos, lo mejor es ir hacia Hollywood y pasear por el Hollywood Boulevard, donde están las conocidas aceras de las estrellas con el nombre de actores, el Teatro Chino, en cuya entrada, en el suelo  están plasmadas las manos y los pies de los famosos, el teatro Kodak, donde se entregan los Oscar, y si eres de los muy cinéfilos pues visita alguno de los estudios de cine como el de la Paramount  o el de Universal Studios. Si todavía quieres más ración del séptimo arte, a unos 8 ó 10 Km.. está  Beverly Hills con las casas de los más  ricos y famosos actores, pero no esperes ver gran cosa ya que las tapias y los setos de los jardines prácticamente las ocultan en su totalidad. Lo que sí puedes ver son los escaparates de las tiendas de Rodeo  Drive, de la que dicen tiene la más alta concentración de las boutiques más caras del mundo, ¡lástima haber dejado olvidada en el hotel la tarjeta de crédito!.

Si necesitas un poco de aire y perder tu mirada frente al Pacífico, busca Santa Mónica Boulevard y después de recorrer unos 15 Km.. por ella, con coches por todas partes, (no olvides que es una calle de la ciudad), llegarás hasta la playa de Santa Mónica, quizás la más limpia de los alrededores de Los Ángeles, y si tienes tiempo acércate hasta la de Malibu, que seguro que también te suena de algo.

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Cuando después de unos 80 Km.. dejemos atrás Los Ángeles y en Barstow tomemos la Interestatal 40 en dirección a Arizona, es cuando podemos ya relajarnos y disfrutar de la conducción y del paisaje, siempre que nos gusten los paisajes desérticos. Estaremos ya en la antigua Ruta 66, o la «carretera madre» como ellos la llaman, incluso hay variedad de libros y novelas que tratan de ella. Esta carretera va desde Chicago hasta el borde mismo del Pacífico, en Santa Mónica. A lo largo de su ruta encontraremos gasolineras, tiendas, lugares y hasta pueblos enteros que crecieron a su lado en las décadas de los 50 y 60 cuando el recorrerla, en parte o en su totalidad, era casi como un deber nacional para los norteamericanos, y para los foráneos quizás la mejor forma de conocer los distintos paisajes del país y la particular manera que esta sociedad tiene de entender la vida. Como la autopista se ha comido la mayor parte de la carretera 66, no podemos por menos que tomar una de las salidas, recorrer unos km. por alguno de los antiguos tramos y hacer una parada en esos pequeños pueblos que viven añorando aquellos años del «milagro americano».

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Flagstaff es la ciudad de la que parte la espectacular carretera 89 que, tras 45 Km.. y atravesar el Oak Creek Canyon, nos lleva hasta el pueblo de Sedona, rodeada por los típicos picachos de piedra rojiza que hemos visto en tantas películas del Oeste. Sólo tiene 15.000 habitantes, pero son millones los visitantes que llegan cada año atraídos por la belleza de sus alrededores y por haberse convertido en el centro de artistas de la «new age» americana.

Desandamos el camino para volver a Flagstaff y desde aquí hacer los 147 km. que nos van a llevar hasta uno de los más impresionantes paisajes que podemos ver, no ya en Norteamérica, sinó en todo el mundo, es el Gran Cañón del Colorado o «Grand Canyon»  como allí le llaman.

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El Gran Cañón no desmerece a su nombre, con  más de 400 km. de longitud, entre 13 y 26 km. de anchura y unos 1.500 metros de profundidad, se formó hace unos 6 millones de años y sus rocas constituían el fondo de un profundo mar. Para los amantes de la geología viene a constituir algo así como la Capilla Sixtina para los artistas, y para nosotros significó el contemplar uno de los mayores espectáculos de la naturaleza que hemos visto en nuestros viajes. Su tamaño desborda la capacidad de asombro del ser humano, al menos la nuestra, y durante unos minutos nos quedamos contemplándolo sin articular palabra, además tuvimos la suerte de que al ser primeros de Marzo éramos muy pocos los visitantes, pero al cabo del año recibe más de  4´5 millones.

Los españoles tenemos un lugar destacado en la historia del Gran Cañón, ya que fue nuestro compatriota Vázquez de Coronado, quién lo descubrió en 1540 y exploró en gran parte. Hasta el año 1850 no se hizo el primer descenso completo del río, la hazaña de John Powell y sus hombres quedó escrita para siempre en la historia de Norteamérica.

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La entrada para su visita es, como en todos los Parques Nacionales de pago, pero tiene una validez de 7 días. Si se tiene tiempo son muchas las actividades que se pueden realizar, bajar hasta el fondo y subir (2 días), descenso por los rápidos (hasta 7 días de duración) y si no dispones de tanto tiempo, hay que conformarse con senderismo de mayor o menor longitud o darse una vuelta aérea en helicóptero o avioneta (unos 90€ p/persona la media hora, en temporada baja). Tuvimos la suerte de que el sol, como en todo el viaje, acompañó nuestra visita y pudimos verlo en todo su esplendor, ya que en esta época no son raras las nieblas ni las nubes que lo ocultan, incluso en algunas zonas encontramos nieve, ya que la altura de la parte sur, se sitúa entre los 2.000 y 2.200 metros, la parte norte suele permanecer cerrada al público desde Octubre a Mayo, ya que está unos 400 metros más alta y nieva con más frecuencia

De vuelta a Flagstaff  tomamos la Interestatal 40 dirección oeste y siguiendo nuestro itinerario llegaremos hasta el Parque Nacional del Bosque Petrificado, donde hay árboles que sufrieron una inundación, después una glaciación y quedaron fosilizados en su totalidad, los troncos conservan su forma pero con apariencia mineral. No se te ocurra coger ningún trocito de recuerdo porque a la salida hay controles aleatorios en los vehículos. En el centro de visitantes te venden el recuerdo que quieras por unos pocos dólares, luego no digas que no te he avisado.

 

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Después de ver el bosque petrificado tomamos rumbo norte y llegamos hasta Kayenta, pequeño pueblo que constituye uno de los núcleos habitados de la reserva de los indios Navajo. En la reserva malviven unos 6.000 indios y menos mal que gracias a las ayudas del estado, al turismo y a la industria cinematográfica, tienen algo más de futuro. Aquí está prohibida la venta de alcohol, pero durante muchos km. encuentras las cunetas de las carreteras llenas de cascos de botellas vacías de licor y cerveza brillando al sol, parece que no va con los indios eso de «sí bebes, no conduzcas». 20 km. al norte de Kayenta se encuentra uno de los lugares imprescindibles de ver en este viaje, allá vamos.

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Dicen que la primera visión de Monument Valley es comparable a la del Machu Picchu en Perú, de momento no hemos estado en Sudamérica, pero nada más ver aquella arena rojiza y las mesas y formaciones rocosas, vino a mi mente la primera visión que tuve de las dunas del Gran Ergg Occidental del Sahara, por unos momentos sentí el mismo hormigueo y escalofrío al contemplar lo que tenía delante de mí, la grandiosidad de sus formas hace que nos demos cuenta de lo pequeños que somos. Seguro que si miras las fotografías del reportaje lo vas a reconocer sin tener que mirar el pie de foto, es un paisaje que hemos visto desde pequeños en las películas del Oeste. En 1939 le ofrecieron a John Ford rodar en este paraje uno de los westerns más famosos, «La diligencia», y desde entonces son innumerables las películas que han tenido este decorado natural como fondo. Junto a las clásicas producciones del Oeste como la  mencionada «La diligencia», «Río Grande», «Centauros del desierto» o «Fort Apache», se pueden añadir otras más cercanas como «Regreso al futuro III», «La guerra de las galaxias», «Encuentros en la tercera fase» y aunque «Thelma y Louise» no se rodó aquí, sinó en Archers National Park, también utilizaron la silueta de Monument como reclamo publicitario en el cartel anunciador de la película.

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La explotación turística está a cargo de los indios y si tu moto no es una trail te dirán que no puedes entrar con ella (tienen 4×4 que hacen el recorrido), tú insiste, ya que como el camino que se adentra en el parque no está asfaltado, creen que con una moto de carretera no vas a poder circular por él. La verdad es que algo de razón tienen, una Harley Electra, y además cargada, no es lo más indicado para recorrer Monument Valley, pero después de hacer tantas millas para llegar hasta aquí no vamos a perder la oportunidad de ver y fotografiar, a nuestro antojo, está maravilla de la naturaleza. Si tienes la oportunidad de ver salir el sol en este paraje, no lo olvidaras mientras vivas, la luz rojiza parece emerger de las rocas y la arena. Mientras te alejas de Monument Valley, en dirección norte, no te olvides de volver la vista atrás y parar para hacer la última foto desde el camino, hoy carretera, que se construyó para rodar «La diligencia»,  ya me darás las gracias.

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Unos 10 Km.. antes de Archers National Park se encuentra Moab, pueblo de unos 8.000 habitantes y que cuenta con más de 70 moteles, ya que su emplazamiento le ha hecho muy popular como centro de turismo de aventura, esto hace que, dentro del puritano estado de Utah, sea de las pocas ciudades con vida social nocturna, vamos lo que aquí llamamos marcha. Si vienes en verano y sin reserva, será difícil que encuentres una habitación libre.

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Para los europeos Archers N.P no es tan conocido como otros lugares del suroeste americano, por eso mismo te va a sorprender. Con cientos de arcos naturales de piedra, está claro de donde viene su nombre, aquí está el mayor arco del mundo, con 32 metros de altura y una separación en la base de sus columnas de 90 metros, si lo quieres ver completo no tardes mucho en venir, ya que la erosión sigue con su  trabajo y quizás dentro de unos años este arco se rompa, pero hay muchos más.

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Después de tanto espectáculo de la naturaleza nos vendrá bien una visita a Las Vegas, así pasaremos a ser uno más de los 30 millones de turistas que recibe cada año. Aunque no tengas pensado gastarte un  sólo dólar en el juego, que te lo gastarás, tienes que conocerla. Solamente el conducir, si es una moto mejor, de noche por su avenida principal ( The Strip) de 16 km. de larga, con los neones de los hoteles y casinos a ambos lados y las aceras repletas de gente, es ya en sí un gran espectáculo. Aunque todo el reportaje lo hubiera dedicado a explicar como son los interiores del Caesar´s  Palace, el Bellagio,  el Venettian, o cualquier otro hotel de súper lujo, por pormenorizada que hubiera sido mi descripción, me quedaría corto, pero te daré algún dato para que te hagas una idea. En Las Vegas hay 8 de los 10 hoteles más grandes del mundo, el que varios de ellos tengan  más de 3.000 ó 4.000 habitaciones no es extraño, el M.G.M con 5.000 es el número uno en este sentido, como tampoco lo es que el techo de la planta baja sea un cielo artificial que cambia cada ciertas horas, anochece, amanece, ahora sol, luego nubarrones que parecen que van a descargar agua en cualquier momento, o que el Venettian tenga en su interior una reproducción, casi a tamaño natural, de los lugares más emblemáticos de Venecia, con canales, góndolas, puentes y la Plaza San Marcos incluida, otros, como el Mirage, tienen una gran selva tropical con 2 tigres blancos, reproducciones de la Roma imperial en el Caesar´s Palace, o del  antiguo Egipto como sucede en el interior del Luxor, todos con sus casinos, restaurantes y tiendas de todo tipo.

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Y si el interior es espectacular imagínate el exterior y además de noche, el Bellagio tiene una reproducción del lago Como, el Paris la torre Eiffel, el New York la estatua de la libertad y los famosos rascacielos de la Gran Manzana, el castillo del rey Arturo es el edificio del hotel Excalibur, el gran león de la Metro, entre cuyas patas está la puerta principal, en la fachada del M.G.M o el… y no acabaríamos nunca. Muchos de los hoteles están conectados por túneles, escaleras y pasarelas por lo que te puedes pasar el día y la noche enteros sin pisar la calle. Vale, muy espectacular, pero y si quiero pasar una noche ¿cuánto me va a costar?, viendo el panorama uno imagina unos precios prohibitivos, pues te diré que una habitación doble te puede costar entre 60 y 90 $ por día, pero acuérdate de no ir la noche del viernes o del sábado ya  que entonces las tarifas se disparan y pueden llegar a ser hasta 4 veces más caras.

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Las Vegas creció por el juego y vive del juego, los hoteles sacan jugosos beneficios de las ganancias de sus casinos. A principio del siglo XX muchos aventureros y emigrantes marcharon hacia California y para conseguir la nacionalidad tenían que casarse rápidamente, con residir algunas semanas en Las Vegas ya tenían los permisos necesarios y para hacer más llevaderos esos días aparecieron los primeros salones de juego. Todavía en la actualidad, a lo largo de la Strip, se encuentran más de 10 de esas capillas tan horteras para las bodas rápidas.

A finales de 1940 la mafia se dio cuenta del filón que representaba el tema del juego y empezó a construir hoteles y casinos, y de momento ésto parece que no va a parar,  pues en su calle principal se ven varias obras levantando más edificios para competir en espectacularidad y lujo con los ya existentes. Los casinos no cierran durante las 24 horas del día, así que siempre estás a tiempo de jugarte tu última moneda de e intentar ganar un BMW Z-4, o un Grand Cherokee (que tienes al natural delante de la tragaperras), mientras una camarera, con un uniforme sexy, te lleva gratis una bebida, si gratis, pero no olvides darla una propina (mínimo 1$) de lo contrario no volverán a ofrecerte nada en toda la noche.

Dejemos la artificialidad de Las Vegas y volvamos a la naturaleza, vamos al parque de Yosemite que en sus 3.000 km.cuadrados tiene una gran variedad de paisajes con caudalosos ríos, verdes praderas, cascadas, la pared de granito del famoso Capitán y montañas nevadas, ah y no vayas hasta finales de Abril si no quieres que te ocurra como a nosotros y te encuentres con la carretera del Paso Tioga cerrada, a causa de la nieve.

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Si subimos hacia San Francisco mejor hacerlo cerca de la costa, la carretera es preciosa y pasas por lugares como Carmel, famoso por la belleza de su valle, por ser el sitio más deseado para vivir por los californianos y por que Clint Eastwood fue su alcalde durante algunos años. Entre Carmel y Monterrey está el circuito de Laguna Seca, donde hace años se celebraba el G.P de Motociclismo de Estados Unidos.

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Y llegamos a San Francisco, final de nuestro viaje. La ciudad y sus alrededores merecen varios días y de nuevo volvemos al tema cinematográfico, no me dirás que no has visto una película donde aparezca la prisión de Alcatraz, o el puente Golden Gate, o esas persecuciones por inclinadas calles en las que los coches vuelan en los pequeños rasantes mientras el típico tranvía se cruza en el momento más inoportuno, y todo ello con la vista de la bahía al fondo. Pero lo bueno de San Francisco es que estás en EE.UU. y te parece que podía ser una ciudad europea, con las casas victorianas, parques, cafeterías con terrazas, incluso por su tamaño, ya que sólo tiene 800.000 habitantes.

Además de los barrios como North Beach, Nob Hill (el de los antiguos hippies), Castro (el de los gays), el distrito financiero y sus rascacielos, Fisherman´s Wharf (el marítimo), San Francisco cuenta con la mayor concentración de asiáticos fuera de ese continente, se trata de Chinatown y aquí viven más de 100.000 «ojos rasgados», los edificios, rótulos, tiendas, y por supuesto sus habitantes, te hacen creer que por unos momentos estás en China.

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Y, como hay que cruzar el puente Golden Gate  que es de peaje al volver a San Francisco, excepto para las motos, hazte unos 30 Km.. más por «una carretera de moto» y acércate a ver el bosque de las secuoyas gigantes, esos árboles milenarios de más de 60 metros de alto y 15 de ancho, pasear entre ellos es espectacular.

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El PAÍS Y LAS GENTES

Si vienes por aquí no olvides que las distancias son grandes y por eso hay veces que en algunas carreteras las gasolineras están separadas por más de 70 ó 90 km.  y viajando en moto puede llegar a ser un problema. Y grandes son también las raciones de comida, aunque el precio sea similar al de España, los carriles de las autopistas, las carreteras, las calles…todo es más amplio que en Europa, incluso las habitaciones, las camas y los televisores de los moteles son bastante más grandes de lo que estamos acostumbrados.

Al ser un país de reciente construcción, comparado con los  europeos, el trazado de las carreteras y las ciudades no se hizo aprovechando caminos, calzadas romanas o antiguas aldeas, el espacio no es un problema y el circular por las autopistas interestatales tampoco, ya que son gratuitas.

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Otra cosa que te llama la atención es que todo es como en las películas. Los moteles son tal y como te los imaginas, llegas a la recepción, te registras, te dan la llave y conduces tu moto hasta la misma puerta de la habitación, dentro tienes microondas y cafetera y en algunos, al abrir la puerta por la mañana, te han dejado ya el periódico del día en el suelo. En Arizona y Utah los hombres bajan de sus imponentes 4×4 vistiendo su sombrero de vaquero y las botas de montar, los bares de música Country son tal y como aparecen en la televisión, con banda y cantante a lo Dolly Parton incluida, y es que la industria cinematográfica siempre está presente, y encuentras alusiones a ella por todas partes, como nos sucedió en una pequeña gasolinera de una olvidada carretera de California. Parecía que por ella no habían pasado los últimos 30 ó 40 años, paramos a repostar y cuando entramos a pagar, nos encontramos con que su interior estaba decorado con fotos e imágenes a tamaño natural de James Dean, y un cartel en el que se leía  «The last stop of James Dean», fue el último lugar en que vieron con vida al actor, unos km. más allá se mató conduciendo su deportivo.

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Viajando en moto por un país extranjero tienes la oportunidad de relacionarte con más gente, que si lo hicieras en coche. Normalmente la moto crea un vínculo momentáneo entre su o sus viajeros y las gentes del lugar, es muy normal que alguien se te acerque diciendo «que moto tan bonita» y a partir de ahí empezar a preguntar por tu viaje. En este sentido Estados Unidos no ha sido una excepción, más bien al contrario, ha sido uno los viajes donde más contacto hemos tenido con la gente. Personas que en su gran mayoría se han mostrado amables y educadas con nosotros y que nos han hecho cambiar la idea que teníamos de ellos antes de nuestro viaje, otra cosa es su política exterior, sus servicios sociales básicos, o sus gobernantes y demás historias que no vienen al caso. He de reconocer que nos han sorprendido gratamente, aunque hay que tener en cuenta que esta impresión se refiere, lógicamente, a nuestra propia experiencia, o como dice el dicho «cada uno cuenta la feria según le va en ella». En una ocasión nos quedamos sin gasolina a unos metros de donde se encontraban unos  obreros arreglando la carretera, no solamente nos llevaron la gasolina hasta la moto, nos dieron mucha más de la que necesitábamos para llegar hasta la próxima gasolinera, no aceptaron  que se la pagáramos, ni una propina, y además la mujer encargada de regular el tráfico, al ver que  arrancábamos la moto, inmediatamente mandó parar la circulación para que nos incorporáramos de nuevo a la carretera, desde aquí una vez más, gracias. Gracias a ellos y a todos los que hicieron más agradable nuestro viaje. Al arquitecto de Ohio enamorado de las motos italianas, a la elegante señora de Anaheim, con aire de antigua estrella de Hollywood, a quien daba gusto escucharla en inglés con su dulce voz, a la chica mexicana que nos atendió en el centro de visitantes de Grand Canyon, al cantante de Las Vegas que había trabajado en la primera oficina que tuvo Iberia en los EE.UU., al salvadoreño que, mientras esperábamos que nos enviaran la moto nueva, nos contó como llegó hasta EE.UU. y como  los «gringos» han tenido que adaptarse a la «invasión» de hispanos, a las personas que después de los atentados del 11-M en Madrid (nos pilló de lleno durante nuestro viaje) nos mostraban su pena y dolor por lo sucedido en nuestro país, al que paró su coche al vernos detenidos junto a la carretera cuando estábamos haciendo unas fotos por si teníamos algún problema, y así muchos más.

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DATOS Y CIFRAS

Km.. recorridos en moto: 4.825

Estados visitados: California, Arizona, Utah y Nevada

Duración: del 3 al 21 de Marzo de 2004

Etapa más larga: Moab-Las Vegas 885 Km..

Temperaturas viajando en moto: desde  -2º  hasta 29ºC.

Velocidad máxima permitida: En carretera 55m.p.h  (88 km./h). En Interestatal 70-75m.p.h  (112-120 km./h), pero todo el mundo va unas 5 millas por encima.

Precio de la gasolina: entre 0´47 y 0´53 $ el litro

Precio de los moteles. A partir de 30 $ la habitación doble.

Alquiler de la moto: Entre 65 y 95 $ diarios (más impuestos) dependiendo del modelo

Billetes de avión: unos 475 € ida y vuelta por persona.

Permiso de conducir: el español es válido, pero si llevas el internacional mejor.

Direcciones de interés:  http://www.eaglerider.com/ http://www.usatourist.com/

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